¿Te has preguntado alguna vez por qué todo lo que nos hace mal es precisamente lo que más nos gusta? La respuesta está en lo que la naturaleza humana nos dicta: lo prohibido resulta atractivo, irresistible. Hoy quiero compartir contigo una valiosa reflexión que he aprendido a lo largo de más de 14 años de experiencia ayudando a miles de personas a mejorar su salud, metabolismo y controlar su peso.
El problema con las dietas
Las dietas no funcionan porque esencialmente son una prohibición. Una dieta, en su núcleo, se basa en privarnos de cosas que nos gustan: no puedo comer pan, no puedo comer grasas, no puedo comer azúcares. Esto crea un enorme conflicto interno y resulta en que rompemos la dieta rápidamente, cayendo en un ciclo interminable de empezar y fallar.
La necesidad de un cambio de estilo de vida
Más que una dieta, lo que necesitas es adoptar un estilo de vida saludable. Un estilo de vida se trata de una forma de pensar y de actuar que puedes mantener durante toda tu vida, sin las restricciónes dolorosas y las prohibiciones de las dietas convencionales.
¿Por qué deseamos lo prohibido?
Todo lo que es escaso tiene valor. Este es un principio fundamental que se aplica a muchos aspectos de la vida. Los diamantes son valiosos porque son escasos. De la misma manera, si algo está prohibido, automáticamente lo deseamos más.
Esto está incluso documentado en la Biblia con Adán y Eva y la famosa manzana prohibida. La naturaleza humana nos impele a desear lo que no podemos tener, especialmente en el caso de la comida.
Permitiéndonos pequeños “gustos” puede ser beneficioso
En lugar de prohibirnos absolutamente todo, la clave está en permitirnos pequeñas dosis de lo que nos gusta. Comer un pequeño pedazo de chocolate o un dulce ocasional no va a sabotear nuestros esfuerzos si lo hacemos de forma inteligente.
El “truco inteligente” para hacer trampas sin engordar
En mi libro El Poder del Metabolismo, dedico un capítulo a cómo hacer trampas de manera inteligente. Si mantienes una dieta baja en carbohidratos durante mucho tiempo y decides darte un gusto ocasional, asegúrate de que sea por un período muy corto, nunca más de una hora. De esta forma, tu cuerpo no estará preparado para almacenar ese azúcar extra como grasa.
¿Cómo funciona este “truco”?
- El páncreas dispara insulina en dos fases;
- El primer disparo es en base a lo que has comido históricamente;
- El segundo disparo ocurre una hora después y puede llevar a almacenar grasa.
Así que, si te das un capricho pero lo mantienes dentro de una hora, tu cuerpo no tendrá el tiempo suficiente para preparar esa segunda oleada de insulina, evitando que almacenes grasa.
Rompiendo el ciclo de la adicción
Es esencial entender que los carbohidratos refinados como el pan, la harina y el azúcar son adictivos. La adicción significa que pierdes el control sobre tu capacidad de decisión. Romper esta adicción es fundamental para no quedar atrapado en un ciclo de aumento de peso.
En mi sistema, que detallo extensamente en El Poder del Metabolismo, se trata no de prohibir, sino de enseñar a desintoxicar el cuerpo y romper la adicción en 48 horas.
La importancia de no prohibir
Permítete disfrutar de lo que te gusta, pero con moderación y en cantidades pequeñas. Si deseas un pedazo de chocolate o una golosina, adelante, pero no lo repitas dos veces seguidas para no reavivar la adicción. Eso es lo que realmente te hace engordar: la repetición, no el acto aislado.
Conclusión
En última instancia, lo más importante es seguir un estilo de vida, no una dieta. Un estilo de vida sostenible y libre de prohibiciones es la clave para alcanzar y mantener una buena salud y un metabolismo eficiente.
Recuerda, la verdad siempre triunfa.
